La prefijación como proceso morfológico.


La prefijación es un proceso morfológico en el cual se forma una nueva palabra al añadir un prefijo a una base (in-maduro, re-hacer). Como proceso morfológico, pertenece al ámbito de la derivación, por lo que los prefijos son afijos derivativos. Esta idea de los prefijos, no obstante, es contraria a la que se defendía en la tradición gramatical, en la cual se consideraba la prefijación dentro de la composición (Alemany Bolufer 1920), al admitir que los prefijos podían funcionar como elementos independientes en cuanto preposiciones, como ocurre con entre, contra o sobre, entre otros. En contra de esta caracterización se ha argumentado que no todos los prefijos tienen una contrapartida preposicional, incluso aunque presenten valores semánticos claramente preposicionales (intramuscular = ‘relacionado con lo que está dentro de un músculo’). Por otro lado, admitir que una formación como entremezclar es un compuesto plantea ciertos problemas en la descripción morfológica, pues se debe asumir que también será un compuesto entreabrir, donde el constituyente entre no puede semejarse con una preposición y tampoco en una formación adjetiva como entrecano. Por todo ello, en los estudios de morfología de las últimas décadas se asume que la prefijación es un proceso de derivación.

También plantean ciertos problemas en la limitación del proceso algunos prefijos que se han considerado como temas grecolatinos o elementos compositivos –así mini (minifalda), mega (megaciudad), neo (neoplatonismo) o seudo (seudoproblema), entre muchos otros– y, por tanto, las formaciones resultantes son compuestos cultos del tipo cardiológo o hidroterapia, por ejemplo. Uno de los criterios que se ha utilizado para diferenciar un tema grecolatino de un prefijo ha sido la distinta distribución de cada uno. Así, a diferencia de los temas grecolatinos, un prefijo puede adjuntarse solo a palabras, rechazando los sufijos (*neo-ico / cardiaco, hídrico) y, salvo casos esporádicos (megalito, seudópodo), otros temas grecolatinos (*mega-cardio / cardiólogo, hidrofobia). Por otro lado, los prefijos siempre preceden a la base a la que se unen, mientras que los temas grecolatinos pueden aparecer en una posición prefijal o sufijal (cardiólogo / miocardio, hidríco / anhidro). Criterios como los mencionados han permitido diferenciar prefijos como mini, mega, neo o seudo de auténticos temas grecolatinos como cardio o hidro. No obstante, algunas denominaciones como prefijoide o seudoprefijo aplicadas a ciertos elementos ponen de relieve que no siempre es fácil clasificar un elemento en una u otra categoría, lo que provoca discrepancias a la hora de establecer el listado y clasificación de los prefijos. Véase, por ejemplo, la diferencia en la nómina de prefijos en las distintas clasificaciones como la de Rainer (1993), Moreno de Alba (1996), Varela y Martín García (1999) o RAE y ASALE (2009).

Hemos considerado la prefijación como proceso derivativo. Ahora bien, dentro de la derivación la prefijación presenta unas características distintas de la sufijación. En primer lugar, a diferencia de los sufijos, los prefijos no son elementos categorizadores, por lo que no pueden cambiar la categoría de la base a la que se adjuntan: decorarV > decoraciónN / hacerV > deshacerV. En segundo lugar, en cuanto morfemas no categorizadores, algunos prefijos pueden ser recursivos aportando un valor de intensidad (super-superbarato) o cambiando el contenido semántico (anti-anticonstitucional), posibilidad vedada a los sufijos, incluso a aquellos que no cambian la categoría al coincidir la categoría gramatical del sufijo con la de la base (rosalN > rosaledaN / *rosaleda-eda). En tercer lugar, la colocación del prefijo a la izquierda de la base facilita su independencia fonológica y ortográfica, lo que resulta imposible en el caso de los sufijos: ex alcalde, anti ley / *decora ción, *rosal eda. Por esta razón, el prefijo no se funde con la base y no altera su forma, incluso cuando aparecen dos vocales iguales (cooperar, reeducar). Por último, a diferencia de los sufijos, con una selección de la base más restringida, los prefijos suelen adjuntarse a bases de distinta categoría: im-posible, im-pago; des-honesto, des-hacer, des-orden; super-barato, super-poblar, super-ordenador, super-cerca.

Desde el punto de vista semántico, los prefijos también presentan diferencias en relación con los sufijos. Frente a los distintos contenidos semánticos que abarca la sufijación, la prefijación se entiende como una modificación de la base. Así, los prefijos pueden modificar la base como adverbios (inmaduro = ‘no maduro’, semienterrado = ‘casi enterrado’), como preposiciones (sobrevolar = ‘volar sobre algo’, submarino = ‘que está debajo del mar’), como adjetivos (megaciudad = ‘ciudad grande’, seudociencia = ‘ciencia falsa’) o como cuantificadores (multimillonario = ‘que tiene muchos millones’). En ciertos casos, un mismo prefijo puede establecer distintas relaciones de modificación: por ejemplo, el prefijo sobre- puede modificar a su base como preposición (sobreedificar), como adjetivo (sobresueldo) o como adverbio (sobrecargar). Por otro lado, a diferencia de los sufijos, que tienden a contenidos semánticos específicos (decorador = ‘persona que decora’, decoración = ‘acción de decorar’, decorable = ‘que puede ser decorado’), los prefijos presentan polisemia: así, el prefijo re- puede denotar la repetición de la acción (rehacer) o la intensificación de una acción (remirar) o de una propiedad (relindo).

En la actual etapa del español, la prefijación constituye un proceso muy productivo de formación de nuevas palabras. En la nómina de prefijos, son muchos los heredados del latín, algunos muy productivos con el valor semántico originario y otros, con significados nuevos. Por otro lado, algunos prefijos proceden de palabras que se han gramaticalizado. En los siguientes apartados se considerarán estas posibilidades.

2. La herencia latina

El español ha tomado del latín tanto prefijos como palabras ya prefijadas. Son varios los prefijos españoles procedentes de prefijos y preposiciones latinas (con-vivir, contra-ventana, des-hacer, intra-celular, re-aparecer, sub-marino, trans-poner…). En algunos casos, la variante patrimonial del prefijo convive con la variante culta, que ha acabado siendo más productiva (entremezclar / interconectar, sobreponer / superabundar). En otros, una de las variantes acaba perdiéndose, como ha ocurrido con dis-, alomorfo del prefijo des-, que solo sobrevive en palabras latinas (disfavor, distraer).

Las palabras heredadas del latín pueden ser formalmente opacas al no existir la base de derivación como palabra independiente, como ocurre con las series prefijadas en -ducir (conducir, deducir, inducir, introducir, producir, reducir, traducir) o -ferir (conferir, diferir, inferir, interferir, preferir, proferir, referir, transferir). En otros casos, las palabras derivadas de origen latino pueden ser formalmente transparentes, en cuanto que es posible delimitar los constituyentes, pero presentan cierta opacidad semántica, ya que el significado de la palabra derivada no es composicional: repartir no significa ‘partir de nuevo’, aunque sea posible identificar por recurrencia los dos constituyentes, re y partir. Otras formaciones latinas son transparentes y con un significado composicional en la actual etapa del español: convivir = ‘vivir con’, rehacer = ‘hacer de nuevo’.

Algunos prefijos solo sobreviven en palabras prefijadas heredadas del latín y no han dado lugar a nuevas formaciones en español, como ocurre con los prefijos a- / ad- (adjuntar), pro- (promover), in- locativo procedente de la preposición (importar), etc. Ha sido una constante en la prefijación del español la pérdida de los valores locativos de los prefijos latinos, muy productivos en esta lengua en la formación de verbos. En español contamos con verbos locativos prefijados procedentes del latín (extraer, adscribir, circunnavegar, ascender, descender), además de los verbos simples y los verbos en estructuras sintácticas con los que se han sustituido muchos verbos locativos prefijados del latín: lat. inire / exire à esp. entrar / salir; ir dentro / ir fuera (Martín García y Varela 2012). En otros casos, el verbo heredado puede convivir con la estructura desarrollada en español: ascender / descender – ir arriba / ir abajo. Los prefijos locativos mantienen cierta vitalidad en el español actual con sustantivos (antedespacho, entrepiso, sobrepaño) y en los adjetivos relacionales denominales (intracelular, subterráneo, transoceánico).

Son varios los prefijos locativos que han acabado desarrollando contenidos de intensidad en el español actual de forma muy productiva. Así, los prefijos que indican la locación superior denotan distintos grados de intensificación que van desde el grado absoluto (ultracongelar, extrafino) hasta grados intermedios de ponderación (superpoblación, sobrecargar). Los prefijos de locación inferior, por su parte, expresan distintos grados de aminoración del contenido de la base, que oscilan entre la aproximación (entreabrir) y casi la negación total (infrahumano, subdesarrollo).

Los prefijos locativos latinos tenían la propiedad de cambiar la estructura argumental y eventiva del verbo base. Los prefijos en español muestran una capacidad reducida para alterar tanto el número de argumentos de la base verbal como su contenido aspectual. Los pocos ejemplos que pueden ponerse de prefijos que cambian la estructura argumental y eventiva de la base proceden de verbos latinos heredados. Así, el verbo sobrevolar es transitivo y perfectivo frente a la base verbal volar que es intransitiva e imperfectiva: El avión sobrevoló el aeropuerto {en / *durante} cinco minutos / El avión voló sobre el aeropuerto {durante / *en} cinco minutos. También hay cambio en la estructura argumental del verbo base en unos pocos verbos causativos heredados del latín: Juan calla > Juan acalla los rumores. La formación de verbos causativos mediante prefijos no ha sido productiva en español, donde se forman productivamente verbos causativos deadjetivales por sufijación (lleno > llenar) y por parasíntesis (grande > agrandar).

3. Los nuevos prefijos

En el español actual contamos con varios procesos muy productivos de formación de palabras mediante la adjunción de un prefijo. En unos casos, el prefijo ya era muy productivo en latín y ha conservado su vitalidad en español como ocurre, por ejemplo, con los prefijos des-, re- o pre-. En otros, los prefijos de origen latino o griego son productivos en la actual etapa del español con otros valores semánticos distintos de los que tenían en la lengua originaria. Aparte de estos prefijos heredados, algunos adverbios se han gramaticalizado y han comenzado a funcionar como prefijos. Comentaremos aquí estos dos últimos casos por cuanto que son procesos morfológicos nuevos en español, lo que nos va a permitir formar una idea de cómo funcionan los prefijos en la actualidad.

Como hemos dicho ya en el apartado anterior, los prefijos locativos del latín han desarrollado valores intensivos con los que son muy productivos en el español actual (ultraligero, sobrecalentamiento, entrecano, subdesarrollado) (Martín García 1998, Rodríguez Ponce 2002). Unidos a adjetivos calificativos, dichos prefijos intensifican la propiedad denotada (ultraligero = ‘extremadamente ligero’, subdesarrollado = ‘poco desarrollado’). Los prefijos intensivos también se adjuntan a verbos que significan actividades para ponderar o aminorar el proceso de la acción (sobrecargar = ‘cargar en exceso’, subestimar = ‘estimar poco’). Con sustantivos, los prefijos intensivos modifican las propiedades asociadas a la clase denotada por el sustantivo (infravivienda = ‘vivienda mala’, hiperactividad = ‘actividad excesiva’). Dentro de la prefijación intensiva con bases nominales, deben incluirse algunos prefijos no locativos como macro-, mega-, mini- o micro-, que aluden a la ampliación o reducción del tamaño de la entidad representada en la base nominal: macrofiesta = ‘fiesta muy grande’, miniordenador = ‘ordenador pequeño’. En este grupo, destaca por su alta productividad el prefijo super-, el cual puede unirse a varias categorías gramaticales: superabundar, superbonito, superpoblación, supercerca, superyó.

Entre los prefijos locativos latinos que han desarrollado un contenido distinto del originario, se encuentra también el prefijo ex-, el cual conserva su valor locativo en palabras latinas heredadas (exportar, exfoliar) y en unas pocas formaciones romances (exclaustrar, excarcelar). A partir del valor locativo, parafraseable por ‘fuera de’, dicho prefijo ha pasado a significar la no pertenencia a un cargo o a una posición que antes se tenía: ex ministro = ‘persona que ha dejado de ser ministro’. Con este significado el prefijo ex- es muy productivo unido a sustantivos que denotan cargos (exdirector), posición social (exnovio) o cualquier otra situación (excampeón). Puede aparecer como prefijo separable de la base, sobre todo si se une a secuencias de palabras (ex ministro de asuntos exteriores).

Los prefijos auto- y anti-, heredados del griego, han dado lugar a un número considerable de nuevas formaciones en las últimas décadas. El prefijo reflexivo auto- se adjunta a verbos (autodefinirse), adjetivos (autoadherente) y nombres (autorretrato) (Felíu 2003). Con los verbos expresa la correferencia de dos argumentos, como hace propiamente el pronombre reflexivo se, con el que aparece, por lo cual en varias formaciones el verbo reflexivo con o sin auto- presenta el mismo valor (Juan se {define / autodefine} como un hombre sencillo). En otros casos, el verbo prefijado fija el valor reflexivo en aquellos verbos pronominales con más de una interpretación: Las librerías se abastecen de libros de segunda mano (lecturas reflexiva, recíproca y media), Las librerías se autoabastecen de libros de segunda mano (lectura reflexiva). En las formaciones adjetivas, auto- establece una correferencia entre el nombre modificado por el adjetivo y el complemento del adjetivo simple (una etiqueta adherente por sí misma > una etiqueta autoadherente). En los nombres auto- marca la reflexividad de un argumento (autorretrato = ‘retrato que uno hace de sí mismo’).

El prefijo anti-, por su parte, se une a nombres (antimateria) y a adjetivos (antinatural). En el español actual es muy productivo unido a nombres, para dar lugar a un sustantivo que modifica a otro sustantivo (pantalla antirruidos), o a adjetivos relacionales procedentes de bases sustantivas, sobre las que incide el prefijo: así, en antigripal el prefijo anti- afecta a gripe no a gripal como muestra el significado ‘que sirve para combatir la gripe’. Con el significado ‘en contra de’, el prefijo anti- se opone a pro-, con el que puede estar coordinado: campañas anti- y proconstitucionales. Ambos prefijos son separables y pueden adjuntarse a un grupo de palabras: [manifestación] anti ley del tabaco, [campañas] pro derechos humanos (Martín García 2001).

Hasta el momento hemos tratado prefijos heredados del griego o del latín muy productivos en el español actual con los valores semánticos originarios o con otros nuevos. Los prefijos que vamos a comentar a continuación proceden de adverbios que se han gramaticalizado, es decir, han perdido independencia formal y se han convertido en elementos dependientes, aunque suelan aparecer separados en la escritura. Es lo que ha ocurrido con los adverbios recién, medio y no. El adverbio recién, que denota la anterioridad inmediata, puede funcionar como prefijo con participios adjetivos de verbos inacusativos (un invitado recién llegado) y de verbos transitivos (un pan recién hecho) para marcar que el estado se acaba de alcanzar. Varias formaciones acaban nominalizándose (el recién nacido, los recién casados, la recién parida). Los adjetivos prefijados pueden coordinarse con otros adjetivos (un pan recién hecho y esponjoso) y exigen adyacencia estricta con el prefijo (*flores recién no cortadas / flores no recién cortadas) (Martín García y Varela 2007)

El adverbio no funciona como prefijo con sustantivos abstractos deverbales (la no industrialización del país), deadjetivales (la no aceptabilidad de las normas) o simples (la no conciencia) y con adjetivos relacionales (una decisión no gubernamental) (Costa 2005). Con esta función prefijal, no se diferencia de los prefijos negativos des- e in- en las selección de las bases (Montero Curiel 1999), dado que estos últimos se adjuntan a adjetivos calificativos (desconocido, imposible). Cuando no aparece con adjetivos calificativos, es un adverbio y, por tanto, un operador sintáctico (no conocido, no posible).

El prefijo intensivo medio puede unirse a sustantivos (medio profesora), a adjetivos (medio nuevo) y a verbos (medio enamorarse) para aminorar el contenido de la base y expresar, en consecuencia, un grado aproximado. En las formaciones nominales, se atenúa alguna de las propiedades asociadas al sustantivo base, lo que puede dar lugar a contenidos negativos: una medio profesora es una profesora no muy buena. Con los adjetivos, medio expresa un grado inferior al denotado por el adjetivo calificativo correspondiente: medio nuevo = ‘casi nuevo, aproximadamente nuevo’. Unido a verbos, dicho prefijo indica que la acción no se desarrolla completamente: medio enamorarse = ‘enamorarse a medias, no completamente’. Como elemento morfológico, medio puede aparecer unido a la base en los verbos pronominales (se medio enamoró) (RAE y ASALE 2009).

Por último, antes de terminar este breve trabajo, cabe mencionar algunos prefijos muy productivos en las lenguas de especialidad como nano- (nanotecnología, nanopartículas, nanoescala), micro- (microbiología, microcircuito, micromotor) o macro- (macromolécula, macroeconomía, macroestructura), estos dos últimos también muy productivos en la lengua general como ya hemos comentado. También hay que señalar la tendencia en el español actual a crear compuestos nominales con el primer elemento acortado procedente de un adjetivo (diputado europeo > eurodiputado, tasa ecológica > ecotasa, espacio cibernético > ciberespacio). En estos casos, el elemento acortado empieza a funcionar como un prefijo, es decir, como un modificador del sustantivo por la izquierda, disposición contraria al orden sintáctico no marcado.

Referencias bibliográficas

Alemany Bolufer, J. (1920): Tratado de la formación de palabras en la lengua castellana. La derivación y la composición, Madrid, Librería General de Victoriano Suárez.

Costa, S. (2005): “El prefijo no-. Caracterización léxica y restricciones de selección”, Revista de la Sociedad Argentina de Lingüística 2, págs. 27-45.

Felíu Arquiola, E. (2003): Morfología derivativa y semántica léxica: la prefijación de auto-, co- e inter-, Ediciones de la Universidad Autónoma de Madrid.

Martín García, J. (1998): “Los prefijos intensivos del español: caracterización morfo-semántica”, Estudios de Lingüística de la Universidad de Alicante 12, págs. 103-116.

Martín García, J. (2001): “Construcciones morfológicas y construcciones sintácticas: los prefijos anti- y pro-”, en A. Veiga y Mª R. Pérez (eds): Lengua española y estructuras gramaticales, Verba (anexo 48), págs. 225-237.

Martín García, J. y S. Varela (2007): “Naturaleza gramatical y valor semántico-aspectual de recién”, Actas del VI Congreso de Lingüística General, Madrid, Arco/Libros, págs. 1733-1742.

Martín García, J. y S. Varela (2012): “La relevancia de la diacronía para la teoría morfológica”, en M. Campos Souto et al. (eds.): “Assí como es de suso dicho”. Estudios de morfología y léxico en homenaje a Jesús Pena, San Millán de la Cogolla, Cilengua, págs. 323-336.

Montero Curiel, M. L. (1999): La prefijación negativa en español, Servicio de publicaciones de la Universidad de Extremadura.

Moreno de Alba, J. (1996): La prefijación en el español mexicano, México D. F., Universidad Nacional Autónoma de México.

Rainer, F. (1993): Spanishe Wortbildungslehre, Tubinga, Niemeyer.

RAE y ASALE (2009): Nueva gramática de la lengua española, Madrid, Espasa.

Rodríguez Ponce, M. I. (2002): La prefijación apreciativa en español, Universidad de Extremadura, Servicio de Publicaciones.

Varela, S. y J. Martín García (1999): “La prefijación”, en I. Bosque y V. Demonte (dirs.): Gramática Descriptiva de la Lengua Española, Espasa-Calpe, Madrid, págs. 4993-5040.

Josefa Martín García. Profesora titular de Lengua Española en la Universidad Autónoma de Madrid.

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